En el verano de 1904, un grupo de puertorriqueños viajó a Estados Unidos. Allí la pianista ponceña Mercedes Arias los recibió con La Borinqueña. La ciudad y el día en que esto sucedió le imprimen un significado especial a la ocasión…
«La Borinqueña no solo era la invitada de honor en veladas y conciertos; por más de un siglo, nuestra danza ha acompañado a los boricuas en el extranjero. Su aire nostálgico siempre evoca a la patria, por eso ha sido la ‘escolta’ de los borincanos cuando salen de la Isla. En el verano de 1904, un grupo de profesores y estudiantes puertorriqueños viajó a la ciudad de Boston. El barco zarpó el 26 de junio y llegó a su destino el 2 de julio. Uno de los viajeros compartió su experiencia en una crónica en la que cuenta que durante el día los pasajeros se reunían a cantar en uno de los salones del barco donde había un piano. Por las noches, un grupo de jóvenes se movía hacia la cubierta para tocar un violín, una flauta y una guitarra. Según el narrador, los estudiantes de la Escuela Normal –que luego se convirtió en la Universidad de Puerto Rico– componían el grupo más alegre. Acompañados por un pequeño tiple, los jóvenes puertorriqueños cantaban coplas jíbaras de tono jocoso. El cronista asegura que, durante los días en que se extendió el viaje, La Borinqueña ‘se cantaba con frecuencia pedida por los mismos americanos’. Días después de llegar a la ciudad de Boston, los viajeros puertorriqueños visitaron la casa de la señora Rosa Carmona. Allí, la pianista ponceña Mercedes Arias, ‘el amor eterno de Juan Morel Campos’, les interpretó nuestro sonoro pedazo de patria. Fue así como el 4 de julio de 1904, en el aniversario de la Independencia de Estados Unidos, estos puertorriqueños disfrutaron de una velada bostoniana-boricua protagonizada por La Borinqueña.»
–El relato anterior es un fragmento del libro Cantando La Borinqueña de Mayi Marrero (Editorial Patria, 2024).
La historia completa de La Borinqueña, junto a más de 25 versiones diferentes de su letra, la encuentras en Cantando La Borinqueña de Mayi Marrero. El libro investiga diversas teorías del origen de La Borinqueña y sus interpretaciones como canción, baile e himno. Describe detalladamente los diferentes usos y significados que el pueblo puertorriqueño le ha dado a La Borinqueña durante más de 150 años, así como el proceso legislativo que convirtió a esta melodía en el Himno del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. Más detalles en este enlace.

Mercedes Arias Ventura fue discípula de Juan Morel Campos y Julio C. de Arteaga. Se destacó como pianista, compositora y profesora de música. Entre sus muchas alumnas estuvo Elisa Tavárez, hija de Manuel G. Tavárez. Sobre sus vínculos con Morel Campos véase: Néstor Murray Irizarry, “Mercedes Arias: El amor eterno de Juan Morel Campos”, en Casa Paoli del Centro de Investigaciones Folklóricas de Puerto Rico en este enlace.
