La música, como otras ramas de las bellas artes, pasa por un proceso de inspiración, conceptualización y creación antes de llegar a su ejecución. En dicho proceso, participan diversos agentes: compositores, arreglistas, músicos e intérpretes. El compositor de una obra musical es quien crea la melodía y armonía de una pieza, así como los patrones rítmicos y la estructura de la misma.[1]
En el caso de las canciones, en muchas ocasiones, el compositor de la música también escribe la letra o poesía a la que acompaña. Sin embargo, cuando se trata de un trabajo colectivo, se tiende a llamar compositor a quien hace la música, y autor a quien solo escribe la letra de la canción. Un ejemplo es cuando un compositor lleva a cabo la musicalización de un poema escrito por otra persona. La canción resultante será de la autoría del poeta, con la música del compositor.
Se pueden encontrar ejemplos de canciones de Joan Manuel Serrat con la poesía de Antonio Machado, así como poemas de Mario Benedetti musicalizados por Nacha Guevara, Joan Manuel Serrat, Soledad Bravo, Daniel Viglietti y Pablo Milanés, entre otros.[2] En el pentagrama puertorriqueño se encuentran musicalizaciones de obras de poetas internacionales como Pablo Neruda y Federico García Lorca, entre otros. Los compositores puertorriqueños también han musicalizado los versos de grandes poetas del país, como Julia de Burgos, Luis Llorens Torres y Juan Antonio Corretjer. En dichos casos, si el compositor solo añade a los versos originales una melodía, armonía, estructura y ritmo que les acompañen, entonces solo podrá acreditársele la música de la obra. Los créditos de la autoría de los versos seguirán siendo del poeta.
Génesis de una canción
En Puerto Rico, una canción que por décadas ha desatado la confusión sobre la autoría de sus versos es Ensillando mi caballo, grabada en la década de 1970 por el grupo Haciendo Punto en Otro Son.[3] Tanto la letra como la música de dicha canción fueron escritas por Silverio Pérez;[4] sin embargo, los versos han sido adjudicados continuamente como de la autoría del poeta nacional puertorriqueño Juan Antonio Corretjer. Esta confusión sobre el verdadero autor de la letra de Ensillando mi caballo persiste no solo entre el pueblo, sino también entre medios de comunicación, productores artísticos, casas discográficas y, sorprendentemente, entre investigadores académicos.
Tal dato histórico no debería ser objeto de confusión. En 1977, el propio Juan Antonio Corretjer narró detalles en torno a su participación en el disco y negó rotundamente haber escrito los versos de dicha canción. En un breve capítulo de su libro, Paso a Venezuela, Corretjer indica que:
“Un disco de larga duración grabado por el magnífico conjunto HACIENDO PUNTO EN OTRO SON, me obliga a una placentera aclaración. Si es agradabilísima la aclaración, por lo que tiene de justa, la historia de mi participación en ese disco es de lo más dichoso que he vivido.”[5]
Corretjer narra que Silverio Pérez visitaba regularmente su residencia en el pueblo de Guaynabo. En una de esas visitas, nuestro poeta nacional compartió con el joven músico varias anécdotas de un viaje a Venezuela. Asimismo, le recitó a Silverio algunas coplas que había recogido de la tradición oral de la llanura venezolana. Corretjer aseguraba desconocer la identidad del “anónimo poeta llanero”. Entre las coplas venezolanas que Corretjer compartió estaba la siguiente:
Ensillando mi caballo,
mi negra se echó a llorar
y yo, llorando con ella,
lo volví a desensillar.[6]
Continúa Corretjer explicando que también recitó a Silverio “una glosa” que había escrito basándose en dicha copla venezolana. Silverio quedó encantado con el ingenio de Corretjer y le pidió permiso para musicalizar sus versos. Sin embargo, Corretjer le hizo al joven músico una propuesta diferente: utilizar la copla venezolana y escribir su propia “glosa de ambiente puertorriqueño”. Cuenta Corretjer que su instinto le decía que Silverio podía hacer una buena creación. Por eso, le insistió al joven músico cumplir con la tarea que le había encomendado.

Tiempo después, Silverio Pérez regresó al hogar del poeta con la asignatura completada. Corretjer manifiesta que le encantó la canción de Silverio. Asimismo, revela que tuvo que convencer al joven a usar su propia creación, pues Silverio insistía en musicalizar y grabar la obra del poeta nacional. Al completar la grabación, Silverio le regaló a Corretjer un disco de Haciendo Punto en Otro Son en cuyos créditos aparecía escrito: “ENSILLANDO MI CABALLO – Juan Antonio Corretjer y Silverio Pérez”. Asegura Corretjer que le indicó a Silverio que eso podría generar confusión, pero que el joven músico insistió en que “el asunto quedara en suspenso”. En fin, parece que el joven músico, más que adjudicar la coautoría a Corretjer, lo que quiso fue reconocer al poeta nacional su amistad y apoyo incondicional.
Corretjer declara jocosamente en su libro que: “He recibido más aplausos por un poema que no escribí que por todos los escritos en medio siglo de práctica poética.” Añade:
“Quede aclarado este curioso y feliz episodio de nuestra poesía popular. Pero llegó la hora de que Silverio Pérez reciba, públicamente, el reconocimiento que merece, como poeta, y como ser humano libre de la tentación vanidosa del triunfo…”.[7]
Para culminar este breve ensayo, adjunto el poema de Juan Antonio Corretjer y la canción de Silverio Pérez del mismo título. En el libro Paso a Venezuela aparecen ambas versiones.[8] Cada poema refleja claramente el estilo de su autor. Al compararlos, son tan diferentes que es obvio que no son trabajos derivados uno del otro. Definitivamente, la aclaración de Corretjer sobre el verdadero autor de la canción, además de ayudarnos a evitar confusiones, demuestra la humildad y la grandeza del nuestro poeta nacional.
Ambos poemas están basados en la copla recogida por Corretjer de la tradición oral de la llanura venezolana. Corretjer la identifica en su libro como una “copla del llano del Guárico” y la coloca como una cita antes de su poema. En el caso de la versión de Silverio, la copla se convirtió en el coro de la canción.[9]
Ensillando mi caballo, poema de Juan Antonio Corretjer
“Ensillando mi caballo,
mi negra se echó a llorar
y yo, llorando con ella,
lo volví a desensillar.”
Refrené mi corazón, como una pezuña, duro,
seco y sordo como muro, como muro de prisión.
Cabalgando una ilusión espuelas sangraba el rayo.
Y a un relincho largo y bayo que hizo mirar atrás
vi al llanero Satanás ensillando mi caballo.
Cuanto fui de malo o bueno brilló dentro de mi mente,
pero querer locamente es solo mirar lo ameno.
Por el Guárico ancho y pleno el cielo salió a gritar.
Y viéndome ya montar como quien va hacia la muerte
¡ah mastranto de mi suerte! Mi negra se echó a llorar.
¡Cómo no la he de poner aún más alta que a mi vida,
paraulata entristecida del último amanecer!
Dios mismo nos vino a ver, cuando partió su centella.
Chaguaramo y una estrella. Yo me la quedé mirando.
Ella estaba allí llorando y yo llorando con ella.
Caballo de la aventura, de la aventura postrera,
vuelta mi copla llanera cada rima una herradura.
Aquí acabó el alma dura que hostigó su galopar.
Pues ella se echó a llorar cuando ya casi partía,
viendo cuánto le dolía lo volví a desensillar.
Ensillando mi caballo, canción de Silverio Pérez
(CORO)
“Ensillando mi caballo,
mi negra se echó a llorar
y yo, llorando con ella,
lo volví a desensillar.”
Me hace falta tu calor, aunque quisiera olvidarte;
de ti quisiera alejarme hojita de cundeamor.
Te juro que sin tu amor yo me busco y no me hallo.
Soy como una flor de mayo dentro de un bosque sombrío.
Ya comencé a sentir frio ensillando mi caballo.
“Tantas flores que yo vi a la orilla del camino,
y este maldito destino me obligó a tenerte a ti.”
Recuerdo que dije así cuando lo empecé a ensillar.
Vino entonces como un mar de recuerdos y canciones.
Y entre tantas emociones mi negra se echó a llorar.
Me dio como una alegría de verla así emocionada,
verla a mi pecho abrazada, y dije lo que sentía:
“Quizás la culpa era mía o quizás mi mala estrella,
o tal vez la noche aquella.” Buscando la culpa sigo,
ella llorando conmigo y yo llorando con ella.
Y así cambiaron las cosas de grandes a pequeñitas;
las penas fueron penitas y las espigas a rosas.
Y así entre frases hermosas nos volvimos a abrazar.
El rio retornó al mar, se oyó el cantío de un gallo.
Y yo yendo a mi caballo lo volví a desensillar.
[NOTA: Parte de la información anterior está basada en un fragmento del libro Prohibido cantar: Canciones carpeteadas y artistas subversivos en Puerto Rico.]
Notas
- La música es el arte de combinar melodía, armonía, ritmo y estructura para expresar una idea o estado de ánimo. La melodía es la línea principal de la pieza (en una canción es la voz principal). La armonía se compone de todos los sonidos simultáneos que acompañan a la melodía. El ritmo es la duración de los sonidos y define en muchas ocasiones el género de la pieza musical (danza, bomba, plena, bolero, salsa, rock). La estructura de la música se refiere a las frases, partes o repeticiones que tiene una pieza musical.
- Ernst Hoffmann y otros, Allegro ma non troppo: Cuentos musicales (Madrid: Editorial Popular, c2006), 9-10.
- Información e historia del grupo Haciendo Punto en otro Son en: http://www.haciendopunto.com/
- Desde la década de 1970, Silverio ha participado en diversas agrupaciones –dúos, tríos, grupos de sátira política y de nueva canción–, destacándose no solo como cantante y guitarrista, sino también como compositor. Su labor en el pentagrama musical ha sido muy amplia e incluye la composición de canciones y la musicalización de la poesía de diversos poetas. Mas información en: https://www.silverioperezpr.com/
- Juan Antonio Corretjer, Paso a Venezuela (Guaynabo, PR: s.n., 1977), 47.
- Ibíd., 29.
- Ibíd., 48.
- Ibíd., 29-30; 49-50.
- El audio de la canción interpretada por Haciendo Punto en otro Son está disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=9c2kNswL0XE&list=RD9c2kNswL0XE&t=5 El grupo juvenil Menudo también grabó la canción, aunque la presenta con algunas variantes en su letra. Versión de Menudo en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=Iws3k2pjNXM