La historia se nutre constantemente de las fuentes documentales que administran los archiveros. La creación, organización y catalogación de archivos, además de cumplir con la preservación del pasado, provee a los historiadores la “materia prima” para el análisis, creación y divulgación del conocimiento. Aunque la mayor parte de la documentación en los archivos está en soporte de papel, durante el último siglo ha aumentado la cantidad de documentos audiovisuales en diversos formatos.

Cuando realizaba mi disertación doctoral sobre el carpeteo a los artistas, acudí al Archivo General de Puerto Rico (AGPR), el repositorio más amplio para investigar sobre la represión, acecho y carpeteo político llevado a cabo durante décadas por la Policía de Puerto Rico. Aunque ya el Archivo tenía la custodia de dichos documentos, todavía no había establecido las normas para su acceso. Así las cosas, al no poder revisar las carpetas del AGPR, la muestra que utilicé originalmente en mi investigación consistió de expedientes de otros archivos.[1] No fue sino hasta 2015 que se aprobó el reglamento #8593 que puso a disposición de los investigadores la colección de carpetas que el AGPR llevaba custodiando durante aproximadamente una década.
En 2016, durante la edición de la disertación para convertirla en un libro, visité el AGPR para la revisar algunas de las carpetas que comenzaron a estar disponibles. Tan pronto conocí al archivero Marcos Nieves Díaz, le pregunté si entre la colección de carpetas tenían grabaciones. Conocía de la existencia de cintas magnetofónicas porque muchos informes policiacos se referían a ellas, en especial cuando cubrían actividades multitudinarias. Mi interés era verificar las expresiones artísticas en esos eventos, específicamente la interpretación de canciones o de música instrumental. Marcos me mostró varios formatos de carretes de cinta y otros soportes de audio. Sin embargo, al no tener el equipo adecuado, no había forma de escucharlos. Además, el estado de esos documentos sonoros era preocupante. Aunque no pude utilizarlos, quise dejar constancia del dato para que futuros investigadores conocieran de su existencia con la esperanza de que algún día se pudiera preservar y acceder a su contenido. Es por ello que en Prohibido cantar, específicamente en la sección bajo el título “Policía de PR: carpeteo apadrinado por el FBI”, expresé mi preocupación por el deterioro de estos valiosos documentos.
“Las grabaciones en cinta magnetofónica (reel-to-reel) y en otros formatos no estaban disponibles para el uso de los investigadores. Tuve acceso a algunos de estos archivos sonoros y puedo constatar la necesidad de limpieza y restauración de los mismos. Algunas cintas presentan hongos debido a la humedad. La asignación de fondos para costear su restauración y digitalización debe realizarse con carácter de urgencia. Algunas grabaciones son de sucesos tan lejanos y significativos como la Insurrección Nacionalista de 1950. Otras contienen discursos de líderes políticos y actividades de grupos independentistas donde seguramente aparezcan interpretaciones musicales.”[2]
Marcos Nieves, no solo compartió la misma preocupación, sino que mostró la disposición y el interés de hacer algo al respecto. Pasado el tiempo, para comienzos del 2019, acudí al AGPR en búsqueda de documentos y fotografías de carpetas para el libro Lluvias borrascosas, publicación coeditada con Néstor Duprey Salgado y José Sánchez Jorge. Como la publicación incluía historia oral y carpeteo, pregunté nuevamente a Marcos la disponibilidad de las grabaciones. El archivero me explicó que se habían propuesto varias iniciativas para salvarlas; sin embargo, no había fondos para ello. Durante un tiempo, creí que esas evidencias sonoras, remanentes de la Guerra Fría, estaban destinadas a desaparecer, pero qué bueno que me equivoqué.
El 31 de mayo de 2022 marca una fecha importante para la historiografía sobre la represión política en Puerto Rico. Ese día, el Archivo presentó “Subversiones sonoras: proyecto de recuperación de las grabaciones de la Policía, 1960-1970”. Una subvención del Council on Library and Information Resources (CLIR) bajo el programa “Recordings at Risk” brindó los recursos económicos para rescatar las grabaciones del olvido.

Según la descripción, el proyecto consistió en “la restauración, digitalización y acceso a 298 grabaciones de eventos públicos capturadas por la Policía de Puerto Rico”. Se logró la preservación de 390 horas de audio que incluyen no solo las discusiones acaecidas en reuniones internas de diversas colectividades, sino también los discursos de líderes políticos, estudiantiles y obreros durante manifestaciones en espacios públicos. La Policía también grababa los actos celebrados durante la conmemoración del Grito de Lares, la Masacre de Ponce o la Revolución Nacionalista, entre otras actividades de recordación de eventos históricos. Asimismo, hay registros sonoros de las actividades para conmemorar los natalicios de Ramón Emeterio Betances, José de Diego y muchos otros patriotas. El carpeteo sonoro incluye actividades del Partido Nacionalista, Partido Independentista Puertorriqueño, Young Lords, Movimiento Pro Independencia, Partido Socialista Puertorriqueño, entre otras organizaciones. Los audios incluyen la grabación de transmisiones radiales de eventos multitudinarios y de programas de radio pagados por partidos o grupos independentistas.
Cuando supe que por fin se había realizado la restauración, digitalización y catalogación del contenido de las cintas, pensé inmediatamente en el archivero a quien tantas veces pregunté por las grabaciones. Y es que, aunque la descripción del proceso indica que la iniciativa comenzó en el 2021, sabía que el esfuerzo había comenzado mucho antes.
De más está decir que acudí a la presentación con la ilusión de quien desea viajar a través del tiempo: dispuesta a sorprenderme. Y así fue. En un instante el sonido me llevaba al 19 de septiembre de 1968, cuando la emisora radial WIAC transmitió el audio de un mensaje de Salvador Allende al pueblo puertorriqueño con motivo del Grito de Lares. El discurso del líder chileno quedó grabado en una cinta magnetofónica de la Policía de Puerto Rico. Las palabras de Allende fueron incluidas como parte de la evidencia en contra de los llamados “subversivos” puertorriqueños.
Otra grabación de 1969 corresponde a una edición del programa “Radio Periódico Claridad”. Hay audios de discursos de Rubén Berríos, Juan Mari Brás, monseñor Antulio Parrilla, Florencio Merced, Jacinto Rivera Pérez, Juan Antonio Corretjer, Rita Molinelli, José Enamorado Cuesta, Griselio Torresola, Blanca Canales, Neftalí García, Erasmo Vando, Emeli Vélez de Vando, César Andrew Iglesias, Juan Ángel Silén, Lorenzo Piñeiro, Carmen Rivera de Alvarado, Bernardo Vega, Yamil Galib, Milton Soltero, Noel Colón Martínez, Antonio Gaztambide Géigel, Ángel Agosto, Pinto Gandía, Ángel Adorno, Nilita Vientós Gastón, Florencio Merced, Providencia Trabal, entre muchos otros.
Para quienes hemos analizado el contenido de miles de folios de carpetas en busca de referencias culturales, no fue una sorpresa que las grabaciones de la Policía incluyeran poesías y canciones interpretadas por “artistas subversivos”. Sin embargo, no es lo mismo leer que alguien declamó un poema, cantó La Borinqueña o cualquier otro himno o canción, a escuchar la interpretación con la emoción del momento y con el sonido ambiental que nos hace “viajar” a ese preciso instante.
Sé que no soy la única que agradece inmensamente la labor de archiveros, curadores, estudiantes y voluntarios. Según los créditos que brinda la descripción del trabajo, el proyecto fue posible gracias a: Marcos Nieves Díaz, Marisel Flores, Edgardo Santiago, Alfredo López, Zuania Colón, Alberto Zayas, Loraine Rosado, Stephanie Sahir Santiago, Sara Santos, Sofía Gallisá, Emilia Muller, Javier Morales, Natalia Hernández, Emilia Beatriz, Génesis Báez, Sharlene Bamboat, Chris Gregory. Cabe destacar el trabajo del ingeniero de grabación y restauración de sonido Néstor Salomón, sin cuyo profesionalismo no hubiera sido posible rescatar las grabaciones.

En fin, tras largos años a la expectativa del contenido de las “carpetas parlantes”, el resultado ha valido la espera. Mi entusiasmo por estos archivos me lleva a admirar aún más el compromiso de los archiveros y su dominio de esas destrezas y conocimientos (casi mágicos) para “ahuyentar” el paso de los años en antiguos documentos. Gracias a la gran labor que realizan estos guardianes de la memoria, podemos entrar como “viajeros del tiempo” a esa “nave” de documentos, imágenes y sonidos para descubrir nuevas dimensiones de la historia.
Para más información del proyecto visita el enlace de “Subversiones sonoras”.
[1] Otras carpetas de la Policía de Puerto Rico están disponibles en la Colección Puertorriqueña de la Biblioteca José M. Lázaro de la Universidad de Puerto Rico y en la Fundación Juan Mari Brás, además de archivos privados de organizaciones y de personas carpeteadas. En el caso de las carpetas del FBI sobre organizaciones de puertorriqueños, las mismas se pueden acceder en el Archivo de Carpetas del FBI de la Biblioteca de la Oficina de Servicios Legislativos de la Asamblea Legislativa de PR.
[2] Mayi Marrero. Prohibido cantar: canciones carpeteadas y artistas subversivos en Puerto Rico. Mariana Editores, 2018, pp. 94-95.