El Grito de Lares (1868)

El Grito de Lares, como suceso histórico, ha sido narrado desde distintos puntos de vista. Por un lado se detallan sus causas patrióticas o políticas; por otro lado, se señalan sus razones sociales y económicas. Algunos lo ven como una simple revuelta, otros lo resaltan como ejemplo vivo de la inquebrantable lucha independentista. Reseñaremos brevemente diversos estudios para conocer las causas que llevaron, el 23 de septiembre de 1868, a un grupo de puertorriqueños a levantarse contra España y proclamar la República de Puerto Rico.

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Factores ideológicos

Hay quienes plantean que el Grito de Lares fue el resultado inminente del “despertar de una conciencia colectiva puertorriqueña”. Desde la primera década del siglo 19, ese despertar se manifestaba en la solicitud del Obispo Dr. Juan Alejo de Arizmendi a Ramón Power, Diputado a Cortes, para que defendiera y protegiera los derechos de los puertorriqueños. En las instrucciones entregadas a Power por el cabildo de San Germán se brindaba apoyo y lealtad al Rey, pero con la salvedad de que si España perdía su lucha frente a Francia, se exigiría la independencia para la Isla.[1]

No cabe duda que la lucha bolivariana debió dejar huellas en el pensamiento liberal y el sentimiento separatista en los pobladores de la Isla. Ello se reflejaría, durante el siglo XIX, en los intentos de revolución, frustrados en muchas ocasiones por delatores y aplacados duramente por las autoridades españolas. Algunos actores de estas gestas fueron los hermanos María Mercedes y José Barbudo, Matías Escuté, Antonio Valero de Bernabé, José Antonio Páez y Antonio José de la Sucre. Los hermanos Andrés Salvador y Juan Vizcarrondo Ortiz de Zárate, al igual que Buenaventura Valentín Quiñones, fueron hacendados que se unieron a la causa separatista. De igual forma, los impresores Santiago Dalmau y Florencia Gimbernat apoyaron a los Vizcarrondo.[2]

Hay quienes aseguran que el Grito fue inspirado por el Dr. Ramón Emeterio Betances, que nos enseñó “a reverenciar la tierra, el símbolo, la aurora de la epopeya que es Lares”.[3] De hecho, Betances fue fundador del Comité Revolucionario de Puerto Rico, con sede en Santo Domingo, cuyo objetivo era organizar una revolución para lograr que la Isla se convirtiera en una república independiente de forma democrática. La Constitución del Comité prohibía la distinción de clases y exigía a sus afiliados que a su ingreso prestaran este juramento:

“Juro por mi honor llenar bien o fielmente las obligaciones del cargo que me confiere el Comité Revolucionario de Puerto Rico; someterme a la Constitución y defenderla contra ataque; y trabajar por la independencia de Puerto Rico mientras me quede un átomo de vida.  Merezca yo la reprobación de todos los hombres honrados si falto a mi juramento.”[4]

Betances ideó el diseño de la bandera revolucionaria, bordada por Mariana Bracetti; se encargó de promover la ideología separatista en sus escritos y también colaboró en la compra de armas para ser utilizadas en la revolución. Los miembros de las juntas locales, los revolucionarios, se encargaron de difundir el mensaje de su ideología, por lo que sin ellos no hubiese sido posible la organización del movimiento.[5]

Factores económicos

Es preciso recordar que en la organización y ejecución de la insurrección participaron profesionales, hacendados, comerciantes, jornaleros, esclavos, en fin, hombres y mujeres de diferentes orígenes.[6] Por tal razón, las motivaciones para unirse a la lucha también fueron muchas. A los factores ideológicos para el Grito de Lares se le suman otros; entre estos el descontento de los jornaleros con el sistema de libretas y la lucha por la abolición de la esclavitud. Cruz Monclova señala las consecuencias nefastas para la agricultura que tuvo el temporal del 29 octubre de 1867; el Decreto del 13 de mayo del mismo año, que aumentaba la tributación sobre el producto bruto; y el Decreto del 10 de diciembre sobre la libre importación de artículos de consumo, que benefició a los comerciantes y almacenistas, en su mayoría españoles y conservadores.[7] Scarano, por su parte, plantea los siguientes motivos para la gesta de Lares:

“…el desarrollo gradual del pensamiento nacionalista, de inspiración liberal y democrática; descontento de los partidarios de esas ideas con las condiciones económicas, sociales y políticas de la isla a lo largo del siglo XIX, y la acción creadora de líderes como Betances, Ruiz Belvis, Basora, Lacroix y Celis Aguilera, entre muchos otros.” [8]

Como notamos, no solo la ideología libertaria fue un factor determinante del movimiento separatista del siglo XIX. Se ha identificado la debilidad económica como la causa principal de la clase hacendada para la búsqueda de un orden político que permitiera un gobierno propio. Dietz sugiere que la decisión de actuar de los hacendados en el Grito de Lares se vio influenciada no solo por las ideas liberales, sino por la amenaza de perder sus propiedades ante las deudas exorbitantes que contraían con los peninsulares, quienes, como ya mencionáramos, dominaban el comercio y las finanzas del país.[9]

Fracaso de la gesta

La resolución del Grito, a juicio de Salvador Brau, fue prematura y el país la acogió “con una tranquilidad rayana en indiferencia”.[10] Betances mismo señala que el único crimen de la insurrección de Lares fue la precipitación, pero que sus “causas santas” triunfaron en la península.[11]  Se achaca a la falta de preparación de los participantes, junto al conocimiento previo de las autoridades españolas el resultado final del intento separatista. Sin embargo, una de las razones señaladas para explicar el fracaso del intento ha sido la debilidad de su base económica, uno de los factores que la motivó.

Según Dietz, la razón para el fracaso de la gesta independentista fue que la élite criolla, al igual que inmigrante, había dependido del poder colonial para consolidar su posición. Aunque constantemente se vieran amenazados por el dominio financiero de los peninsulares, el gobierno colonial respondía finalmente a sus necesidades. Ejemplos de ello fueron la implantación de la libreta para incrementar la mano de obra y la liberalización del comercio.  La élite económica de la Isla necesitó del apoyo colonial para construir su base de poder.[12] Por tal razón, no todos los afectados económicamente por las medidas adoptadas por el gobierno estarían dispuestos a arriesgarlo todo por la esperanza de quizás alcanzar algo.

Sin lugar a dudas, el Grito de Lares fue un evento histórico motivado no solo por la causa independentista, sino también por las condiciones económicas del Puerto Rico del siglo XIX. Si bien es cierto que la inspiración ideológica de Betances fue propulsora para el llamado a la revolución, no menos cierto es que la situación económica fue un factor de gran peso. De igual forma, podemos afirmar que el fracaso de dicha gesta no se le puede achacar a falta de compromiso patriótico entre los participantes o a las invencibles fuerzas españolas que la retrocedieron, sino a la ausencia de una base económica que le sirviera de apoyo. Hay que destacar que no fue una casualidad que junto al: “¡Viva Puerto Rico libre!”, los revolucionarios de Lares también gritaron: “¡Abajo los impuestos!”.[13]

Bibliografía

Betances, Ramón E. “Manifiesto a los puertorriqueños.” Santo Tomás, 7 de diciembre de 1868. Reproducido en Congreso Nacional Hostosiano. Siete voces hacia el Grito de Lares. San Juan: Congreso Nacional Hostosiano, 1997, 3-6.

Brau, Salvador. Historia de Puerto Rico. Río Piedras: Edil, 1974.

Cruz Monclova, Lidio. El Grito de Lares. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1968.

Dietz, James L. Historia económica de Puerto Rico. Río Piedras: Ediciones Huracán, 1989.

Ferrer Canales, José. Antillanismo y anticolonialismo en Betances, Hostos y Máximo Gómez. Río Piedras: Universidad de Puerto Rico, 1986.

García, Gervasio Luis. Armar la historia: La tesis en la región menos transparente y otros ensayos. Río Piedras: Ediciones Huracán, 1989.

Congreso Nacional Hostosiano. Siete voces hacia el Grito de Lares. San Juan: Congreso Nacional Hostosiano, 1997.

Scarano Fiol, Francisco A. Puerto Rico: Cinco siglos de historia. México: McGraw-Hill, 2000.

Notas

[1] Isabel Gutiérrez del Arroyo,  “Los antecedentes del Grito de Lares” en Congreso Nacional Hostosiano, Siete voces hacia el Grito de Lares (San Juan: Congreso Nacional Hostosiano, 1997), 22-23.

[2] Ibíd., 24-28 y 31-33.

[3] José Ferrer Canales, Antillanismo y anticolonialismo en Betances, Hostos y Máximo Gómez (Río Piedras: Universidad de Puerto Rico, 1986), 5-6.

[4] Lidio Cruz Monclova, El Grito de Lares (San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1968), 8-9.

[5] Ibíd., 11-14.

[6] Loida Figueroa Mercado, “El Grito de Lares: Ángulos inadvertidos de un tema al parecer trillado”, en Congreso Nacional Hostosiano, Óp. Cit., 51-59.

[7] Cruz Monclova, Óp. Cit., 14-16.

[8] Francisco A. Scarano Fiol, Puerto Rico: Cinco siglos de historia (México: McGraw-Hill, 2000), 501-202.

[9] James L. Dietz,  Historia económica de Puerto Rico (Ediciones Huracán, 1989), 90.

[10] Salvador Brau, Historia de Puerto Rico (Río Piedras: Edil, 1974, 234.

[11] Ramón E. Betances, “Manifiesto a los puertorriqueños.” Santo Tomás, 7 de diciembre de 1868. Reproducido en Congreso Nacional Hostosiano, Óp. Cit., 3.

[12] Dietz, Óp. Cit., 88, 90-91.

[13] Cruz Monclova, Óp. Cit., 23.