Asimilación cultural: Idioma y educación

«Hasta los mismos maestros puertorriqueños hacían caso omiso a las directrices oficiales e impartían, de forma clandestina, sus clases en español.»

Tras la imposición del régimen colonial estadounidense en la Isla, la educación pública fue el instrumento primario para llevar a cabo el proceso de americanización de los puertorriqueños. Para ello se trajeron a Puerto Rico maestros estadounidenses y se reclutaron y educaron puertorriqueños en la Escuela Normal de Maestros, fundada en 1903, que luego se convertiría en la Universidad de Puerto Rico.[1]

Imposición del inglés y resistencia

El idioma escogido para implantar la educación fue, lógicamente, el inglés. Así es como todas las clases se comenzaron a impartir en esa lengua, mientras que el español pasó a la categoría de idioma extranjero. La Asociación de Maestros de Puerto Rico, creada en 1911, inició una batalla contra la imposición del inglés como idioma principal; a ella se unieron los estudiantes.[2] La resistencia de los alumnos a la lengua anglosajona como medio de enseñanza repercutió en bajo aprovechamiento escolar. Este factor, junto a la presión magisterial, motivó que en febrero de 1916, bajo la incumbencia del Comisionado de Educación Paul G. Miller, se ordenara duplicar el tiempo dedicado al curso de español. En septiembre de 1916, la enseñanza de las destrezas matemáticas para los grados primero al cuarto comenzaba a hacerse en español.

En 1917, se adoptó una política de bilingüismo en la que se instaba a alcanzar la “conservación del español” junto a la “adquisición del inglés”.[3] Esta política de bilingüismo se implantó luego de transcurridos 6 meses de la concesión de la ciudadanía estadounidense a los puertorriqueños. Cabe señalar que estos cambios en favor del español como herramienta de enseñanza solo se realizarían en los primeros años escolares. A partir del quinto grado todos los cursos, excepto español, serían en inglés. Además, se exigía a los maestros y supervisores a utilizar el inglés como único idioma de las comunicaciones oficiales, tanto escritas como orales.[4]

Este plan bilingüe continuó siendo objeto de las críticas del magisterio. La Asociación de Maestros, en su Asamblea Anual de 1917, adoptó una resolución para que toda la enseñanza elemental fuese en español, y que al inglés se le tratase como una asignatura especial que se enseñara de forma oral y, luego del tercer grado, se integrara su lectura y escritura. En 1919, la Asociación pidió a la Legislatura local que solicitara al Congreso Federal que la enseñanza en la Isla fuese solo en español. Las gestiones no rindieron frutos, pues en ambas ocasiones Miller reclamó el derecho de los niños puertorriqueños, como ciudadanos estadounidenses, de aprender inglés.[5]

El plan de bilingüismo también enfrentó la resistencia de los alumnos. Por ejemplo, en 1920, la Escuela Superior Central fue eje de controversia por las protestas de estudiantes que querían bautizar a una Sociedad Literaria con el nombre de José de Diego, defensor del idioma español en Puerto Rico. En 1921, en ese mismo plantel y durante una graduación, un estudiante sacó una bandera puertorriqueña y proclamó la independencia de Puerto Rico. Miller pidió a la Policía que retirara la bandera “enemiga”; los estudiantes respondieron con amenazas de abandonar la actividad. Esta actuación de Miller fue altamente criticada por la prensa.[6] Asimismo, los padres se oponían a la enseñanza de sus hijos en una lengua extraña y hasta los mismos maestros puertorriqueños hacían caso omiso a las directrices oficiales e impartían, de forma clandestina, sus clases en español.[7]

Currículo para la asimilación

El idioma no fue la única herramienta de americanización utilizada por el sistema educativo. El currículo escolar respondía directamente a la política de asimilación cultural. Los alumnos comenzaban su jornada de clases con la juramentación de lealtad a la bandera estadounidense. Las escuelas celebraban los días de fiesta de Estados Unidos con marchas, banderas, himnos y canciones.[8] El texto oficial para enseñar historia de Puerto Rico fue escrito desde la perspectiva colonial de Estados Unidos por el propio Comisionado Paul G. Miller.[9] La obra de Miller fue utilizada por décadas como libro de texto oficial en las escuelas de la Isla. En el mismo, Puerto Rico se presentaba a los estudiantes como una isla pequeña, sin recursos y en total necesidad del amparo de la «gran nación estadounidense». El curso de historia y civismo incluía el estudio de la Ley Jones, la discusión de la importancia de la ciudadanía de EUA, la exaltación de las bondades de la nación estadounidense, el refuerzo al sentimiento de patriotismo hacia Estados Unidos y la promoción de la inscripción militar.[10]

Nacionalismo lingüístico

En respuesta, la comunidad escolar, así como el pueblo puertorriqueño, seguía resistiéndose a las políticas de americanización a través del “nacionalismo lingüístico”. Torres González plantea que el nacionalismo lingüístico fue consecuencia de la resistencia del pueblo a la lengua inglesa y a las políticas coloniales. Indica además que, a pesar de más de un siglo de influencia colonial de esta lengua extranjera, Puerto Rico cuenta hoy día con una abundante expresión literaria en español, apoyo institucional, legal y educativo a su uso y dominio poblacional de su lectura y escritura. El pueblo se identifica con su lengua materna y muestra una fuerte resistencia a cualquier gestión que la amenace. Aunque ello ha contribuido positivamente al mantenimiento de la primacía del español, Torres González asegura que el rechazo del inglés como segundo idioma por gran parte de la población ha causado limitaciones en el avance del bilingüismo en la Isla.[11]

No es hasta 1949 que la política educativa en Puerto Rico logra el cambio al uso del español como lengua principal de enseñanza de todas las materias, mientras el inglés se comienza a impartir como lengua secundaria, ello en cumplimiento de una promesa de campaña electoral. En 1946, la Legislatura local había aprobado, sobre el veto del Gobernador Rexford Tugwell, una ley que declaraba el español como lengua de enseñanza en Puerto Rico, pero el presidente Truman le dio el veto final. En la campaña de elecciones de 1948, el candidato a la gobernación Luis Muñoz Marín indicaba que los votos que el pueblo diese al Partido Popular Democrático (PPD) se interpretarían como un mandato para que el español fuese el idioma de enseñanza en las escuelas del país y que el inglés se impartiera como una asignatura. El PPD ganó y el 10 de agosto de 1949, mediante Orden Ejecutiva, el español se convirtió en el idioma de enseñanza en el sistema de educación pública de Puerto Rico.[12]

Conclusión

Todavía al inglés se le considera un “idioma impuesto, colonial”; se le ve como una “amenaza a la identidad puertorriqueña” y al vernáculo, por temor a que lo sustituya. Torres González indica que, aunque los puertorriqueños entienden la importancia del conocimiento del inglés para el éxito económico y profesional, la disposición a su aprendizaje varía de acuerdo al estatus socioeconómico de cada individuo. El autor señala las dificultades y resistencia que estudiantes de escuelas públicas (en su mayoría de clase media y baja) tienen con este idioma. Luego hace referencia a una investigación sobre la actitud de los estudiantes de colegios privados hacia la educación bilingüe. Los estudiantes de clase alta se mostraban positivos al aprendizaje del inglés, mientras que los estudiantes de clase media presentaban actitudes oscilantes entre la “apatía y la abierta hostilidad y resistencia”.[13]

Definitivamente, la imposición del inglés como lengua de enseñanza en la primera mitad del siglo 20 estuvo enmarcada en la política colonial, el poder económico y la doctrina de supremacía de lo estadounidense sobre lo puertorriqueño. Ello dejó huellas de rechazo, apatía y resistencia al idioma inglés que todavía continúan grabadas en la psiquis colectiva del pueblo puertorriqueño.

[NOTA: Este ensayo constituye un fragmento del libro Prohibido cantar: Canciones carpeteadas y artistas subversivos en Puerto Rico.]

Bibliografía

Méndez, José Luis, ed. La agresión cultural norteamericana en Puerto Rico. México: Editorial Grijalbo, 1980.

Miller, Paul G. Historia de Puerto Rico. Nueva York: Rand McNally & Co., 1922.

Negrón de Montilla, Aida. La americanización en Puerto Rico y el sistema de instrucción pública, 1900-1930. S.l. [San Juan]: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1976.

Torres González, Roamé. Idioma, bilingüismo y nacionalidad: La presencia del inglés en Puerto Rico. San Juan: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 2002.

Notas

[1] Aida Negrón de Montilla, La americanización en Puerto Rico y el sistema de instrucción pública, 1900-1930 (s.l. [San Juan]: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1976).

[2] José Luis Méndez, ed., La agresión cultural norteamericana en Puerto Rico (México: Editorial Grijalbo, 1980), 12-13.

[3] Carta Circular núm. 18, de 19 de septiembre de 1917.

[4] Negrón de Montilla, Óp. Cit., 170-172.

[5] Ibíd., 173-174.

[6] Ibíd., 185-186.

[7] Roamé Torres González, Idioma, bilingüismo y nacionalidad: la presencia del inglés en Puerto Rico (San Juan: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 2002), 118.

[8] Raúl Santiago Meléndez, “Educación y colonialismo”, en Méndez, ed., La agresión..., 113-121.

[9] Paul G. Miller, Historia de Puerto Rico (Nueva York: Rand McNally & Co., 1922).

[10] Negrón de Montilla, Óp. Cit., 180-182.

[11] Torres González, Óp. Cit., 113-132; 343-344.

[12] Ibíd., 165-168.

[13] Ibíd., 293; 303.