El siguiente escrito es un análisis historiográfico de la Memoria y descripción de la Isla de Puerto Rico recomendada a hacer por Su Majestad el Rey Don Felipe II en el año 1582.[1] La Memoria, preparada a solicitud del Rey Felipe II, comienza con una introducción de Juan Melgarejo[2] en la que expone que debido al poco tiempo que lleva residiendo en la Isla no está enterado de los pormenores de la información solicitada. Por tal razón, les encomienda al clérigo Juan Ponce de León,[3] y al abogado Antonio de Santa Clara la tarea de responder al cuestionario de cincuenta preguntas.[4]
El primer capítulo establece que el pueblo principal (que hoy día nombramos San Juan) se llamaba “Puertorrico”. Los autores indican que no se sabe si dicho pueblo tiene algún nombre en lengua de indios, aunque sí conocen cómo estos llamaban a la isla: Boriquén. En el segundo capítulo se le da crédito a Juan Ponce de León como descubridor de la Isla, cuando la historia da cuenta de que fue Cristóbal Colón en su segundo viaje.[5]
La Memoria presenta datos de la fundación de la ciudad de Caparra, su traslado a la isleta de San Juan, así como la altura y elevación del pueblo. Además se señala la inclusión de un mapa.[6] Se describe la arquitectura de las ciudades, incluyendo La Fortaleza y El Morro.[7] Asimismo, se exponen las características del poblado de San Germán y se destaca la necesidad fortalecer su defensa ante los continuos ataques de franceses y caribes.[8] Los autores también hacen referencia al clima, a las enfermedades más comunes y a los servicios de hospitales.[9] De igual forma se habla del gobierno eclesiástico, las iglesias y monasterios.[10]
En la descripción se hace referencia a la población nativa de la isla, de cómo ha ido mermando en número a causa de enfermedades, de huir con los caribes y de haber sido sacados de sus pueblos y llevados a las minas.[11] También se habla del carácter de los nativos, “eran gente mansa; no comían carne humana”; y de su religión, “adoraban al demonio, con el que hablaban”.[12]
Gran parte de la Memoria comprende la descripción de los recursos naturales de la Isla. Se habla de las plantas y árboles nativos. Es curiosa la forma despectiva en que los autores hacen referencia al árbol de guayabo,[13] como una plaga que está arruinando las tierras porque se propaga tan rápido que no deja espacio para el pasto, de importancia para la crianza de ganado. Se nota que todavía no conocían las propiedades y posibilidades culinarias de la guayaba. Qué ironía que varios siglos después se utilice el mismo indigenismo como expresión admirativa a las mujeres de buen porte y presencia.[14]
Se le dedican varios capítulos a la hidrografía de la Isla.[15] La Memoria lleva al lector a un viaje por las costas, en el que se van enumerando los cabos, bahías y puertos. Ofrece una descripción de los ríos, con sus nombres indígenas, y datos sobre minerales hallados en ellos y sobre los ingenios y poblados que se han asentado en sus riberas. Los autores no pierden tiempo en destacar la necesidad de traer esclavos negros para poder explotar no solo el oro que dicen encontrar en abundancia en los ríos, sino también, la tierra que hay que labrar. Constantemente solicitan al Rey:
“…si su majestad hiziese merced de mandar a traer a esta isla myl negros y venderlos a los vezinos, en muy breve tiempo se le pagarán y los vezinos quedaran ricos y las Reales rentas se aumentarían en gran manera, y en la venta de negros, sacado el costo dellos, quedaba gran aprovechamiento a la Real Hazienda, porque demás del oro que se saca por los ríos, se han hallado muchos nascimientos en esta isla…”[16]
No sorprende que Ponce de León intercalara entre la descripción de la Isla dicha petición, pues desde hacía más de veinte años había solicitado al Rey en varias ocasiones mayor flexibilidad en las licencias para importar esclavos negros con el fin de explotar las minas, laborar en los ingenios de azúcar y trabajar en obras de defensa.[17]
Queda claro que los autores de la Memoria tomaron la encomienda muy en serio y, más allá de contestar las preguntas, se encargaron de “vender” una imagen de la isla como un paraíso virgen, un diamante sin pulir. Por un lado, plantean que es un lugar de muchas necesidades, pero al mismo tiempo presentan las oportunidades de desarrollo económico que se pueden explotar. Sería interesante conocer la reacción del Rey ante los hallazgos presentados en la Memoria.
En algunos datos relacionados con sus antepasados, Ponce de León se muestra subjetivo; además, su relato refleja desconocimiento sobre aspectos de la cultura y orden social de los pobladores nativos. No obstante, la información provista en la descripción es bastante confiable. Muchos datos sobre los asentamientos indígenas y los primeros poblados españoles han podido ser verificados en estudios arqueológicos. Tomando en cuenta que sus autores no eran cartógrafos, ingenieros o historiadores, puede asegurarse que el trabajo descriptivo que presenta la Memoria de Melgarejo constituye un primer paso en el estudio de la historia puertorriqueña.
Datos biográficos de Juan Melgarejo
Caballero Sevillano y Alguacil Mayor de la Real Audiencia de Santo Domingo. Tras la muerte del Capitán Juan de Céspedes, el 2 de agosto de 1581, la Real Audiencia lo nombra Gobernador Interino de Puerto Rico,[18] puesto que ocupa hasta el 18 de abril de 1582.[19]
A solo un mes de su llegada a Puerto Rico, Melgarejo recibe la orden del Rey D. Felipe II de realizar una descripción de la Isla. Tras confesar que desconoce la información solicitada, le encomienda la tarea a Juan Ponce de León y al bachiller Antonio de Santa Clara.
En el breve tiempo que se desempeñó como Gobernador Interino, Juan Melgarejo obró bien, ganándose el respeto y confianza de sus colaboradores en la Isla, incluyendo a Ponce de León. Ello se muestra en las cartas enviadas por su gabinete a España en las que suplicaban al Rey que lo confirmara como Gobernador por su “gran capacidad y rectitud”.[20]
Datos biográficos de Juan García Troche y Ponce de León (Juan Ponce de León II)
Hijo de José García Troche y Juana Ponce de León, hija mayor del Conquistador. Cambió su nombre a Juan Ponce de León en honor a su abuelo materno.[21] No se sabe si nació en la Villa de San Germán o en la de Caparra. Su padre fue tutor de Luis Ponce de León, hijo mayor del Conquistador.
A la muerte de su padre, en 1540, Juan Ponce de León II le sustituye en todos los puestos públicos. Fue Alcalde de la Casa Fuerte, Capitán de la Tenencia, Regidor del Consejo Municipal de la ciudad y Oficial Real, desempeñando cargos de Tesorero y Contador.
Se casó con Isabel de Loaiza, hija del ex Gobernador Iñigo López de Loaiza. Fue Gobernador de la Isla de Trinidad, hasta que tuvo que abandonarla a causa de los constantes ataques de los caribes. Al morir su esposa, Ponce de León II se convierte en presbítero y entrega la Alcaldía y el Morro a su hijo de igual nombre. Murió en 1590.
Se señala que Juan Ponce de León II era inclinado a los estudios científicos y poseía una sólida instrucción, por lo que pertenece a la Escuela Renacentista. El historiador Cayetano Coll y Toste lo declaró “Primer Cronista de Puerto Rico”.[22]
Datos biográficos de Antonio de Santa Clara (El bachiller Santa Clara)
Según la propia Memoria de Melgarejo, Antonio era abogado. Scarano menciona que de él “no tenemos muchas noticias, salvo que debió ser uno de los pocos graduados de universidad que vivían en ese momento en Puerto Rico”.[23]
Se desconoce su origen, pero se sabe que para febrero de 1581 ya se encontraba en la Isla, y que debía ocupar un puesto de confianza en el equipo de trabajo del gobernador Juan de Céspedes. Su firma como “El bachiller Santa Clara” aparece junto a la de Céspedes, Juan de Vargas Zapata, Francisco Rodríguez, Martín Aceituno de Estrada y Luis Pérez del Rincón en carta dirigida al Rey de España solicitando diversas peticiones.[24]
Tal parece que su condición de letrado era muy apreciada. Además de colaborar con la administración de Juan Melgarejo, permaneció en algún puesto importante, pues en 1583 aparece su firma en una carta enviada al Rey agradeciendo la designación de Diego Menéndez de Valdés como gobernador.[25]
Bibliografía
Cabrera, Gilberto R. Puerto Rico y su historia íntima (1500-1996), Tomo 1. San Juan, Puerto Rico, Academia Puertorriqueña de la Historia y Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 1997.
Coll y Toste, Cayetano. Puertorriqueños ilustres, segunda selección. Recopilación de Isabel Cuchi Coll. Bilbao, España, Editorial Vasco Americana, 1957.
Fernández Méndez, Eugenio. Crónicas de Puerto Rico. San Juan, Editorial Universitaria, 1981.
García, Gervasio Luis. Armar la historia: La tesis en la región menos transparente y otros ensayos. Rio Piedras, Ediciones Huracán, 1989.
Hostos, Adolfo de. Diccionario Histórico Bibliográfico Comentado de Puerto Rico. Barcelona, Academia Puertorriqueña de la Historia, 1976.
Melgarejo, Juan. Memoria y descripción de la Isla de Puerto Rico recomendada a hacer por S.M. el Rey D. Felipe II en el año 1582. Boletín Histórico de Puerto Rico. San Juan, Puerto Rico, Tip. Cantero Fernández, 1914. Vol. I; 75-91.
Real Díaz, José J. Catálogo de las cartas y peticiones del cabildo de San Juan Bautista de Puerto Rico en el Archivo de Indias. San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1968.
Scarano Fiol, Francisco A. Puerto Rico: Cinco siglos de historia. México, McGraw-Hill, 2000.
Vaquero, María y Amparo Morales. Tesoro lexicográfico del español de Puerto Rico. San Juan, Academia Puertorriqueña de la Lengua Española/ Editorial Plaza Mayor, 2005.
Notas
[1] Transcripción de la Memoria en Eugenio Fernández Méndez, Crónicas de Puerto Rico (San Juan, Editorial Universitaria, 1981), 107-134.
[2] Gobernador Interino de Puerto Rico de 1581 a 1582.
[3] Nieto de Juan Ponce de León, el Conquistador.
[4] La Memoria se divide en capítulos que corresponden a las preguntas solicitadas. No se aclara la razón por la que se suprimió la información correspondiente a las preguntas 8, 11, 12, 13, 20, 21, 24, 29, 39 y de la 42 a la 50.
[5] El hecho de que fuese el nieto de Juan Ponce de León quien estuviese a cargo de la Memoria puede haber inducido a error por falta de objetividad.
[6] Fernández Méndez, Óp. Cit., capítulos 6, 9 y10.
[7] Ibíd, capítulos 31 y 32.
[8] Ibíd., capítulos 7 y 16.
[9] Ibíd., capítulos 3, 17 y 37.
[10] Ibíd., capítulos 34, 35 y 36.
[11] Ibíd., capítulos 5 y 15.
[12] Ibíd., capítulo 14.
[13] Ibíd., capítulo 4.
[14] María Vaquero y Amparo Morales, Tesoro lexicográfico del español de Puerto Rico (San Juan, Academia Puertorriqueña de la Lengua Española/ Editorial Plaza Mayor, 2005), 387.
[15] Fernández Méndez, Óp. Cit., capítulos 19, 38, 40 y 41.
[16] Ibíd., capítulo 28.
[17] José J. Real Díaz, Catálogo de las cartas y peticiones del cabildo de San Juan Bautista de Puerto Rico en el Archivo de Indias. (San Juan, Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1968). Cartas núm. 42 de 25 de julio de 1560, 49-50; núm. 54 de 15 de marzo de 1572, 60-61; y núm. 77 de 22 de junio de 1579, 79.
[18] Adolfo de Hostos, Diccionario Histórico Bibliográfico Comentado de Puerto Rico (Barcelona: Academia Puertorriqueña de la Historia, 1976), 624.
[19] Gilberto R. Cabrera, Puerto Rico y su historia íntima (1500-1996), Tomo 1 (San Juan, Puerto Rico, Academia Puertorriqueña de la Historia y Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 1997), 183-187.
[20] Real Díaz, Óp. Cit. Cartas núm. 90 de 2 de febrero de 1582, 86; núm. 91 de 7 de marzo de 1582, 86; núm. 92 de 12 de marzo de 1582, 87 y núm. 102 de 24 de diciembre de 1582, 93.
[21] Cabrera, Óp. Cit., 183
[22] Cayetano Coll y Toste, Puertorriqueños ilustres, segunda selección, Isabel Cuchi Coll, compiladora, (Bilbao, España, Editorial Vasco Americana, 1957), 1-4.
[23] Francisco A. Scarano, Puerto Rico: Cinco siglos de historia (México, McGraw-Hill, 2000), 261.
[24] Real Díaz, Óp. Cit. Carta núm. 86 de 25 de febrero de 1581, 83.
[25] Ibíd. Carta núm. 112 de 30 de julio de 1583, 100.