En este breve ensayo se analiza un cuento de la obra Las mil y una noches para conocer qué aspectos de la vida cotidiana en una ciudad musulmana se reflejan en la obra. De igual forma, se indaga sobre detalles del cuento que reflejen asuntos religiosos, políticos, sociales y económicos de la cultura del Islam. El objetivo de este ensayo simplemente es presentar la importancia del estudio de la literatura en el análisis histórico para comprender mejor aspectos culturales de una sociedad. De ninguna manera se pretende criticar la doctrina del Islam ni pasar juicio sobre sus creyentes. Antes de comenzar el análisis, se presenta un breve resumen del cuento escogido que se titula: “El Mondonguero”.[1]
La historia trata de un hombre que tenía por oficio recoger las inmundicias de la ciudad, limpiar tripas de carnero y llevarlas cargadas en su burro para venderlas y poder ganarse la vida. Por su trabajo y su extrema pobreza vestía de forma andrajosa y tenía mal olor y un aspecto sumamente repugnante. Un día se tropieza en la calle con un harén y es escogido por la esposa del gran señor que –a través de sus esclavos– le exige reunirse con ella. El mondonguero es llevado a una inmensa casa donde, tras ser bañado, vestido y perfumado por unas esclavas, pasa la noche con la mujer del señor. Es así como se convierte en su amante y todas las mañanas, al retirarse, recibe de manos de la mujer cincuenta mitkales de oro. De esta forma, transcurren los días hasta que una noche la mujer lo deja para regresar con su marido. Al día siguiente la mujer le da al mondonguero su último pago de 400 mitkales como compensación y le dice la cruda verdad de por qué lo escogió como amante. Resulta que el marido le había sido infiel con una esclava y la mujer se había jurado a sí misma que no volvería con él hasta vengarse acostándose con el hombre de la condición más baja y del más repulsivo aspecto que pudiese encontrar. Añade la mujer que si su esposo vuelve a serle infiel con una esclava, volvería a llamarlo para realizar la venganza. El mondonguero se marchó y fue a la Meca a implorar de Alá que incitara al marido a acostarse con la sirvienta, para que así la mujer lo llamase nuevamente a su lado.
Desde el principio del cuento podemos encontrar varios aspectos religiosos del Islam. Utilizando la técnica de la retrospección, el relato comienza con la escena final:
“– Cuentan que un día, en la Meca, en la época de la peregrinación anual, mientras la compacta muchedumbre de los hadjs daba las siete vueltas en torno a la santa Kaaba, se destacó del grupo un hombre que, acercándose a la pared de la Kaaba, tomó con las dos manos el velo sagrado que cubre todo el edificio y se puso en actitud de orar al tiempo que exclamaba con acento que le salía del fondo del corazón:
– ¡Que Alá haga que se enfade de nuevo con su marido para que pueda yo acostarme con ella!” [2]
Se aprecia que se hace referencia a la Meca, lugar sagrado de oración para los musulmanes. Allí está la Kaaba, edificación construida por Abraham y su hijo Ismael, padre de los árabes.[3] Se hace también referencia a la peregrinación anual (hadjj) a la Meca, que se considera el quinto pilar del Islam. Los musulmanes deben realizar este viaje al menos una vez en su vida para besar la piedra negra que está en un ángulo de la Kaaba y dar siete veces la vuelta al santuario.[4] Luego deben ir siete veces entre las dos montañas de Safa y Marwa, tal como lo hizo Hagar, madre de Ismael, en busca de agua. Los peregrinos se reúnen al final en Arafa, cerca de la Meca, para pedirle a Alá lo que deseen y esperar Su misericordia.[5] La importancia y el llamado a la peregrinación a la Meca se pueden apreciar en El Corán en el Sura 2: 158, 189 y 196-198; y el Sura 48, versos 24-27. Menciones de la santa Kaaba aparecen en el Sura 2:125; Sura 3:96; Sura 5:2, 95, 97; Sura 22:26, 29; Sura 28:57; Sura 29:67; Sura 106:3.
La cita del cuento menciona que el mondonguero “se puso en actitud de orar” frente a la Kaaba. Debemos señalar que la oración es uno de los fundamentos del Islam que manifiesta el reconocimiento de la soberanía de Dios y la entrega del hombre a su voluntad. La oración debe realizarse cinco veces al día. Antes de ponerse “en actitud de orar”, el creyente debe purificarse según dicta El Corán, quitarse el calzado y establecer un espacio sagrado.[6] En El Corán podemos apreciar la importancia y el llamado a la oración en el Sura 2, versos 3, 43, 45, 110, 153, 177, 186, 238 y 277.
Por su plegaria tan extraña, al mondonguero lo llevan al emir El-Hadj para que le impusiera un castigo. Este último ordena que lo cuelguen en la horca, pero el mondonguero suplica que se le dé la oportunidad de contar su historia. Al terminar de escuchar el relato, el emir perdona al mondonguero. Como apreciamos, en el cuento se refleja uno de los puestos de poder político entre los musulmanes. El emir era el título que se daba a los príncipes y grandes oficiales de la corona en los primeros tiempos de la héjira. Entre los pueblos árabes, también se le llama emir a toda persona que está revestida de autoridad y puede tomar decisiones, ya sea de índole política como religiosa.[7]
En el cuento se puede notar la coexistencia de individuos de diversos niveles socioeconómicos. El protagonista, aunque muy pobre, era un hombre libre. La mujer, en cambio, tenía mucho dinero, detalle que se reflejaba no solo en los pagos que daba a su amante, sino también en la descripción de su casa, sus vestidos y los banquetes que compartía. Por otro lado, durante la historia se hace referencia a diversos esclavos al servicio de la mujer amante y de su marido. Entre los esclavos había tanto varones como féminas. Al igual que ocurre en el Cristianismo y el Judaísmo, la existencia de la esclavitud tampoco es ajena al Islam. En El Corán se hace referencia a la misma en el Sura 2:178, 221; Sura 4:3, 92; Sura 5: 89; Sura 16:75; Sura 24:32-33; Sura 47:4; Sura 58:3; y Sura 90:13. Sin embargo, y a pesar de las diferencias sociales o económicas, El Corán dicta que todos los hombres son iguales:
“Dios propone un símil: un esclavo, propiedad de otro, incapaz de nada, y un hombre a quien Nosotros hemos proveído de bello sustento, del que da limosna, en secreto o en público. ¿Son, acaso, iguales? ¡Alabado sea Dios! Pero la mayoría no saben.” [8]
Otro dato en la historia que hace referencia a la sociedad islámica está en que la mujer casada no era la única esposa de su marido. Aunque en el cuento no se dice cuántas esposas tenía el hombre, sí se explica que era dueño de todo un harén. Ello nos remite al tema de la poligamia. En El Corán, Sura 4:3, se permite que un hombre tenga hasta cuatro esposas legítimas al mismo tiempo, siempre y cuando las trate con equidad. También puede tomar un número ilimitado de esclavas y concubinas.[9]
Cuando el mondonguero pasa la primera noche como amante de la mujer casada exclama que imaginaba estar soñando o “tener en mis brazos a alguna hurí del paraíso”.[10] Una hurí era una mujer purificada que estaría en el paraíso como promesa para los hombres que obraran bien. Se hace referencia a las huríes en El Corán, Sura 38:52; Sura 44:54; Sura 52:20; Sura 55:56, 72: Sura 56: 22, 35; y Sura 78:33.
Por último, y no menos importante, está el detalle central de la historia: la infidelidad mutua del matrimonio. El marido le era infiel con una esclava y la mujer le fue infiel con el mondonguero. Lo interesante es que el emir no hace ningún comentario o condena sobre la actuación de la mujer al buscarse un amante.[11] Tal vez esto se pueda explicar con la Ley del Talión, que aparece muy clara en El Corán cuando dice: “Si alguien os agrediera, agredidle en la medida en que os agredió.” [12] También encontramos otras referencias a dicha ley en: Sura 2: 178-179; Sura 4: 92; Sura 5: 45; Sura 16: 126; Sura 17: 33; Sura 22: 60; y Sura 42:40-43.
Bibliografía
El Corán. Traducción de Julio Cortés; Nueva York: Tahrike Tarsile, 2002.
Gran Enciclopedia Espasa. Barcelona: Editorial Espasa-Calpe, 2005.
Ibrahim, I.A. Breve guía ilustrada para entender el Islam. Alejandría, Egipto: Asociación para la difusión del Islam, s.f.
Khoury, Adel-Th. Los fundamentos del Islam. Barcelona: Herder, 1981.
Las mil y una noches. Barcelona: Ediciones 29, 1994.
Stewart, Desmond. El Antiguo Islam. Nederland: Time-Life International, 1970.
Zakzouk, Mahmoud Hamdi. Realidades sobre el Islam (preguntas y respuestas). El Cairo: Consejo Supremo de Asuntos Islámicos, 2005.
Notas
[1] Las mil y una noches. (Barcelona: Ediciones 29, 1994), 663-669.
[2] Ibíd., 663.
[3] El Corán, Traducción de Julio Cortés, (Nueva York: Tahrike Tarsile, 2002), S 2: 124-129.
[4] Adel-Th Khoury, Los fundamentos del Islam (Barcelona: Herder, 1981), 218-221.
[5] I.A. Ibrahim, Breve guía ilustrada para entender el Islam (Alejandría, Egipto: Asociación para la difusión del Islam, s.f.), 61.
[6] Khoury, Óp. Cit., 210-212.
[7] Gran Enciclopedia Espasa (Barcelona: Editorial Espasa-Calpe, 2005), vol. 7, 4124.
[8] El Corán, S 2: 124-129.
[9] Khoury, Óp. Cit., 256-257.
[10] Las mil y una noches, 667.
[11] Claro está, no se puede pretender que la decisión del emir que aparece en el cuento concuerde con la doctrina y la postura oficial del Islam, pues Las mil y una noches es una obra de ficción. Lo mismo ocurre, por ejemplo, con las narraciones y posturas de personajes que aparecen en Don Quijote; no se puede esperar que su comportamiento refleje siempre la doctrina cristiana de la España de su época.
[12] El Corán, S 2: 194.